El ajo blanco es una deliciosa sopa fría típica de la cocina española. Se elabora con almendras, ajo, pan, aceite de oliva y vinagre. Es una receta fácil de preparar y perfecta para combatir el calor en verano. Acompáñalo con uvas o higos para un toque extra de sabor.
Deliciosas formas de disfrutar el refrescante ajo blanco
Existen diferentes formas de disfrutar el ajo blanco, y a continuación te presentamos algunas ideas para que puedas experimentar con esta delicia culinaria:
Acompañado de uvas: El contraste entre el ajo blanco y las uvas dulces es simplemente delicioso. Puedes cortar las uvas por la mitad y añadirlas al plato justo antes de servir. El resultado será una combinación de sabores única.
Con jamón ibérico: El sabor salado y ahumado del jamón ibérico se complementa a la perfección con el sabor suave y cremoso del ajo blanco. Puedes añadir unas lonchas finas de jamón ibérico por encima de la sopa para darle un toque extra de sabor.
Añadiendo frutas tropicales: Si quieres darle un toque exótico a tu ajo blanco, puedes añadir frutas tropicales como mango o piña. Simplemente córtalas en trozos pequeños y añádelas a la sopa antes de servir. El resultado será una combinación de sabores frescos y tropicales.
Estas son solo algunas ideas para disfrutar el refrescante ajo blanco. No dudes en experimentar con diferentes ingredientes y sabores para crear tu propia versión de esta deliciosa receta.
La receta casera del ajoblanco de la abuela
Para preparar esta receta necesitarás los siguientes ingredientes: almendras, ajo, pan blanco, aceite de oliva, vinagre de Jerez, sal y agua fría. Comienza remojando las almendras en agua caliente durante unos minutos, luego retira la piel. Tritura las almendras junto con el ajo en un procesador de alimentos hasta obtener una pasta fina.
A continuación, agrega el pan blanco previamente remojado en agua y escurrido. Continúa triturando hasta que todos los ingredientes estén bien integrados. Luego, añade el aceite de oliva poco a poco mientras sigues triturando. Añade también el vinagre de Jerez y la sal al gusto. Si la mezcla queda muy espesa, puedes ir agregando agua fría hasta alcanzar la consistencia deseada.
Por último, pasa la mezcla por un colador fino para obtener una textura más suave. Sirve el ajoblanco bien frío y decóralo con algunos trozos de almendra tostada y un chorrito de aceite de oliva. ¡Listo para disfrutar!